Calidad:
El "peso" sólo vale para las dietas
"¿Dos megas son suficientes?": Esta es
la típica pregunta de una persona que no anda muy ducha en el tema de la
impresión digital y necesita saber si un archivo es lo bastante bueno para ser
impreso. El error básico que se esconde tras esta pregunta es confundir la
cantidad de píxeles que tiene una imagen (su peso) con los requisitos
imprescindibles para tener la calidad necesaria. De forma extremadamente
resumida, esos requisitos son:
1. Que el original (digital o no) sea lo bastante bueno
de por sí para que la imagen sea suficientemente bueno. Los detalles de
este punto están más allá del tema de esta página.
2. Si es un original no digital, que se haya digitalizado
en un aparato lo bastante bueno. Dicho de otro modo: El escáner de tu casa no
basta para un trabajo destinado a la impresión profesional, aunque en tu
monitor se vea bien. Si no eres un profesional del escaneado (y, no te
engañes, si lo fueras no estarías leyendo estas líneas), lo mejor es que
recurras a los servicios de un buen servicio de escaneado. La calidad suele
compensar el precio (cuando se trata de buenos originales, claro). Lo demás
vale simplemente como imágenes de referencia para maquetar o similares (en
inglés: FPO — for position only— ).
Si
se trata de una cámara digital, estamos en las mismas incluso si hablamos de
hacer una simple reproducción.
3. El usuario del escáner o de la cámara deben ser lo
bastante profesionales como para obtener una buena fotografía o un buen
escaneado. Explicar porqué es innecesario pero es obvio que un mal fotógrafo
que no sabe iluminar, enfocar o componer una imagen, no hace una buena imagen.
4. Que el creador de la imagen no se haya dedicado a mejorar
la imagen hasta dejarla más allá de toda esperanza. El tratamiento digital de
imágenes es una técnica laboriosa que requiere un aprendizaje paciente. No hay
que fiarse de los resultados espectaculares en pantalla que se consiguen
a los pocos ensayos. Las buenas noticias son que la paciencia en el aprendizaje
se ve siempre recompensada por una notable mejora en la calidad.
5. Que seas una persona prudente y previsora. Pregunta a
tu impresor o a tu cliente los datos necesarios (lineatura, resolución usual,
tamaños de imágen, tipo de flujo de trabajo — RGB con gestión de color, CMYK
puro y duro, etc…— ). Si hiciste un escaneado de calidad, y luego
retocaste el original, adjunta ese escaneado o el original con una indicación
de lo que es. Adjunta también una prueba impresa de lo que quieres y haz las
anotaciones necesarias (concisas y claras, no seas ambiguo). Puede que la fotomecánica
(por un modico precio) consiga hacer lo que tu querías y no tuviste la
capacidad de lograr.
6. Que preguntes, preguntes, preguntes. Lo que te dejes
en el tintero ahí se quedará para la próxima vez (y toma notas, que escribir no
daña).
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